Desde el mismo dia en que se anunció la suspensión de las Fallas 2020 por la alerta sanitaria, la cabeza y busto de la figura central de la Falla del Ayuntamiento, ya conocida como la Meditadora, se ha convertido en un símbolo de lucha y esperanza durante la cuarentena.
Todo empezó la mañana del dia 10 marzo cuando en la Plaza del Ayuntamiento operarios del equipo de Manolo Martín colocaban una mascarilla a la cara de la Meditadora, un poco a modo de protesta por la situación que estaba generando a cerca de la suspensión o no de las Fallas. Lo que no sabían es que esa imagen de la Meditadora con la mascarilla, incluso el lema de la falla, iba a tener un mensaje completamente diferente al que pensaban.
No pasaron muchas horas hasta que Ximo Puig, presidente de la Generalitat, anunció la suspensión/aplazamiento de las Fallas 2020 y después llegó el decreto de Estado de Alarma y el sucesivo confinamiento, con lo que la imagen de la Meditadora con la mascarilla y el lema de la falla: “Açò també passarà” se convirtieron en símbolos de resistencia, lucha y esperanza en la lucha contra el coronavirus.
Días después, con nocturnidad y soledad, la cabeza de la Meditadora veia como ardía la parte del cuerpo que no pudo ser desmontada.
En los dias más duros de la cuarentena, con toda la ciudad confinada, la cabeza de la Meditadora presidía bajo la lluvia una Plaza del Ayuntamiento vacía. Mientras que los ciudadanos guardaban cuarentena, ella esperaba pacientemente volver a ver a la gente. Hasta que un dia siguió el mismo camino que el resto, almacenada en la Marina Real esperando “el verí del foc”.
A dia de hoy su futuro es incierto. Mientras las Fallas 2020 dejaron paso a las de 2021 sin el ritual del fuego. El destino de la Meditadora parece abocado a ser pasto de las llamas en soledad, sin el resto de fallas. Se habla de Nochevieja o de cuando encuentren la vacuna como fechas para quemarla. Entretanto, le buscan una sustituta para 2021, a al vez que los artistas (Manolo Martín, Jose Ramon Espuig, Escif) piden que se la deje acabar de montar y quemar con las demás.
No, no es justo. No es justo que una figura que se ha convertido en símbolo de la esperanza durante el confinamiento tenga que irse “por la puerta de atrás”, tiene y debe irse con el resto de fallas que no pudieron plantarse ni quemarse en 2020. Como tampoco es justo que tenga que esperar a una vacuna para ser quemada, ya que para entonces habrá perdido el significado que ha adquirido durante la cuarentena. Y mucho menos es justo que las Falleras Mayores de Valencia vean quemar esta falla, y tengan “una nueva”, cuando el resto de representantes no ha podido ver quemar las suyas. Ni si quiera es justo para los artistas que no verán plantado su “monumento” como debe.
Ahora que “el bicho” parece que está más relajado, se han olvidado por completo del significado que adquirió en los días más duros de la pandemia y quieren desentenderse de ella. Las Fallas del 2020/21 son las fallas de la pandemia, las fallas en las que un virus paró al mundo y como representante máxima de esas Fallas, la Meditadora debe alzarse junto a todas las fallas que no pudieron plantarse.